sábado, 1 de diciembre de 2007

HOJAS


Noviembre siempre será confuso para los moradores de la alcobas viejas y abandonas, la mía se le han acabado los libros y los papeles viejos, los nidos de ratones y los agujeros de hormigas.
En noviembre conocí la expresión de locura, en noviembre veo a mujeres que desfilan detrás de mí, su forma de sentir al pasado, de su forma de generar movimiento. En noviembre lloro como llora la realidad. En noviembre pierdo o gano espacio, surjo para cambiar lo que me daña, en noviembre no existo, en noviembre soy etérea, como la luna.
A mi me gustaba noviembre porque siempre se rompen las barraras que hay en la brisa del viento, en las estaciones que pasan muy cercanas a mi cerebro. En noviembre sueño con encontrarme con muertos, no perder vivos.
Yo quería ser como noviembre, ser capaz de viajar entre los mundo que se abren como puertas en la mirada, en la iris o en los labios, aquellas emociones que nos genera noviembre hacen que desaparecemos ante la incomprensión.
¿Qué ha pasado con noviembre? Sigue existiendo pero ya no es mi noviembre.








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