La brisa de las memorias recorrió cada brújula y cada pedazo metálico del escritorio del pasado. Tiempo de sentir emociones nuevas ha comenzado —pensó ella— quien se encuentra solitaria tras unos ojos que esconden misterio y ansiedad. Nadie sabe que ocurre en su mirada que se oculta
Sólo conocen su vos que se parte como una cruz en el viento, que cruje con el aire, que se desagarra en las venas que han dejado ser verdes para convertirse en un morado que duele con sólo mirarlo, un dolor nuevo ´e ir reconocible por ella, es como un fantasma que se disfraza de espectro musical
Las palabras que escucha ella la hacen percibir aquellas emociones que viajan en el aire, aquellos sentimientos que se funden en su piel quemada por la frialdad. Nunca había pasado tanto tiempo en la realidad, pero si va a su mundo interno lo encuentra cambiado y lleno de dolor que prefiere quedarse en las habitaciones duras, esas que puede tocar y sentir.
¿Qué pasará? Eso lo desconoce.

Desearía caminar dos veces un mismo sendero para sí poder anticipar las caídas antes de tocar el suelo, de resistir el encanto del destino que nos fríe en su propio juego. Un juego que no tiene reglas, un juego que nos platea un obscuro laberinto de ideas. Aunque lo pienso sufrir dos veces el mismo dolor no cambiara el sentimiento.
A veces sentimos que así debe ser, que no hay de otra que nada cambiara solo hay que tomar la realidad y percibirla a través de una mirada de esperanza,
Quisiera cantar una melodía que me aliviara todo el dolor que lastima mi cuerpo, todo el dolor que camina en mis venas, toda la sangre que se vuelve dura y no liquida como es su naturaleza, la viscosidad de la resignación nos hace querer cambiar los vínculos y las uniones que nos hacen llorar

Por momento la brisa de mi tristeza regresa a mí no hay nada más doloroso